La sangre es el fluido que viaja por el aparato cardiovascular permitiendo el transporte de sustancias, la comunicación entre órganos y tejidos y la regulación de la temperatura y el pH. La sangre está constituida por una fase acuosa que es el plasma y una serie de elementos formes entre los que se encuentran eritrocitos, plaquetas y células inmunitarias. Dentro del plasma se encuentran en disolución gran cantidad de sustancias que son transportadas por el organismo como glucosa, aminoácidos, proteínas, hormonas, sustancias de desecho, gases, etc…
hematopoyesis
Los elementos formes son producidos en la médula ósea en los individuos adultos aunque durante el desarrollo embrionario también se producen en otros órganos. Este proceso se llama hematopoyesis y está regulado por citocinas que se encargan de estimular la producción de los distintos elementos de una manera controlada. Así por ejemplo, la eritropoyetina regula la producción de eritrocitos, mientras que los factores estimulantes de colonias regulan la producción de leucocitos.
hemostasia
Todo el proceso que evita la pérdida de sangre tras una lesión se conoce como hemostasia implica la vasoconstricción, la formación del tapón plaquetario y la formación de un coágulo gracias a los factores de coagulación y al fibrinógeno. Finalmente, cuando el vaso se repara, la enzima plasmina retira el coagulo permitiendo que el vaso recupere su estructura.
inmunidad
Las células inmunitarias intervienen en la protección del organismo frente a invasores externos y también eliminan células propias dañadas o defectuosas. Existen varios tipos de células inmunitarias con funciones concretas como son macrófagos, neutrófilos, basófilos, eosinófilos, células dendríticas, células NK y linfocitos T y B. Además disponemos de otros sistemas de defensa como el sistema de complemento. Cuando los sistemas de defensa no funcionan de una manera controlada pueden dar lugar a reacciones de hipersensibilidad (de tipos 1, 2, 3 o 4).